viernes, 16 de diciembre de 2016

ATAQUE DE EGOBLOGGERISMO II




Aquí, un retrato de nivel. Ser la madre de la artista es lo que tiene. 
Obsérvese el cetro-bastón y la capa con flecos al viento. 
(Más de una supermodelo mataría por algo así.)



Confieso que antes de comerme un yogur recién sacado del frigorífico, lo meto 10 segundos en el microondas. (Ale, ya está. Poner un detalle gastronómico extravagante es de primero de egobloggerismo).

Me aburren soberanamente las historias de españoles conquistando y colonizando América. Muchísimo. Es empezar a leer un texto o a ver una película, y mi mente tarda un microsegundo en desconectar. 

 Mi mente rechaza los números. Los obvia, los ignora tranquilamente y por defecto. Cuando estoy leyendo un texto y en él hay números (fechas, códigos, siglas mixtas, lo que sea), mi mente lo salta y sigue leyendo plácidamente. Tengo que hacer el esfuerzo de volver atrás y obligarme a leer el susodicho número.  

Confundo el 6 con el 8. Perdón, no. Mi memoria confunde el 6 con el 8, eso es. Ejemplo: si tú me dices que vives en el número 56 de la calle tal, yo lo que recordaré es que vives en la calle tal, pero el número no sé si es el 56 o el 58.

Tengo una primera edición en español de El Señor de los Anillos. Me lo leí completo a la vez que acababa 1º de BUP (2º de la ESO, para las generaciones actuales). A veces me asombro de lo que era capaz de llevar a la vez. También en 1º de BUP preparé una exposición oral mientras asistía a clase de otra asignatura. La exposición oral tenía que hacerla en la clase sucesiva, y tenía que durar toda la hora. Y la hice. Y muy bien. (Breve pausa para asimilar la evidencia de que el culmen de mis capacidades físicas y mentales aconteció cuando tenía 14 años, y desde entonces todo ha sido rodar cuesta abajo.) Todo esto venía a cuento de que tengo una primera edición en español de El Señor de los Anillos. Igual cuando seáis mayores se ha revalorizado y nos saca de pobres.

El único talento artístico natural que tengo es el color. Tengo una extraña percepción que me hace ver un color, mirar la paleta de la que puedo disponer, y reproducir el color en cuestión por pura intuición.

Miento. Tengo otro talento artístico natural. La composición de centros y ramos florales con casi cualquier cosa. He llegado a salir a la estepa y con lo que pude cortar en un cuarto de hora, componer un ramo espectacular. Por desgracia la vida no me da ocasiones de prodigarme.

Me pone de los nervios que me digan "¡Cuidado!" o "¡Atención!" cuando ya me la he dado y estoy agarrándome la espinilla, o ya se me ha caído y estoy maldiciendo salpicada de pies a cabeza. Gracias, muchas gracias. Si tan listín eres, para la próxima dilo un poco antes. Eso sí que me ayudaría. 




Hijas mías: la única verdad inmutable sobre cómo es vuestra madre, es que se trata de un ser (lo de humano está aún por dilucidar) que está en constante mutación. Quiere decirse que ahora soy así, chicas. Cuando vosotras leáis estas páginas, quién sabe.


2 comentarios:

  1. Me encanta. Yo también creo que llegué a la cumbre en la adolescencia y después todo ha ido a peor...

    Por cierto, 1º de Bup es tercero de la ESO.

    Besos.

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