martes, 10 de febrero de 2015

DISCUTIR O COMEDIR



         CasaLaMaestra. Navidades 2014. Un fuerte barullo se escucha procedente del salón, donde a la sazón los cachorros del Clan se hallan inmersos en no por cotidiano menos nutricio procedimiento. Cuando acudo, la Princesa Caradefresa pontifica ante sus primos:



-         Se partió la tierra, y luego vino otro cacho de tierra.” Girándose acude al argumento de autoridad – “¿A que sí, mamá?

Mi perplejidad es máxima.

 
¿Estamos hablando de esto?




-         No veas la discusión que han tenido. Que si los planetas y el sistema solar. Y luego van los dinosaurios y se mueren todos.” Apostilla La Maestra, a modo de aclaración.


Ah, vale, ahora lo tengo mucho más claro. Ya me habíais preocupado. Mucho más normal discutir a gritos en la mesa por esto.



  Hijas mías: discusiones científicas en la mesa las justas, y sin llegar a las manos, os lo ruego, que luego me lo dejáis todo perdido, y no veáis lo mal que sale de los manteles la sangre y las vísceras.
 Qué poco espíritu navideño. No habéis visto suficientes películas americano-navideñas de serie B.

No sé porqué os complicáis tanto. La verdad es mucho más sencilla.
 

Y ya que estamos, no está de más apuntar que un especialista no es el que menos se equivoca. Sino el que se equivoca por razones mucho más complicadas que el resto de los mortales.
Ahí queda eso. 


2 comentarios:

  1. Jajajaja. No negarás que da mucho más caché que los motivos de discusión sean estos y no quién le arrancó un brazo a una muñeca. Un besote!!!

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  2. Luego está cuando se dejan notas con corazones partíos recordando al ofensor que les ofendió muchísimo el desprecio infligido al haber perdido a las cartas y que eso no se hace...

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