sábado, 28 de septiembre de 2013

TROLLOGÍA O ESTAS ERAN OTRAS HISTORIAS (Y VAMOS A DESTRIPARLAS EN UN PLISPLÁS PARA NO TENER QUE CONTARLAS YA MÁS), III


Flashbacks de los tiempos legendarios X


Siguiendo la socorrida estela de los no-nicknames, vamos a adentrarnos sucintamente en el mundo de la fotografía.

Ni tan sucintamente. Allá va.

Cristina García Rodero: anti-diva con talento a puñados. No me extraña que se cuele por todas partes y saque esas fotos, es como un ratoncito. Y sabe pegar la hebra del modo más llano. Vamos, tu vecina la del pueblo, mismamente.



Somos unos conejitos monísimos. ¿Conejitos-ninja? Para nada, oiga.
 
Alberto García-Alix: divo hasta la médula con poses estudiadas al milímetro. Tiene mucho menos talento de lo que él cree. Su éxito se basa mayormente en el principio “la burra grande y tiñosa, que así no se nota si anda o no”. Hay estampas que no ayudan: tirado en las escaleras (y cuando digo tirado, es tirado), amorrado a una botella de Jhonny Walker toapamí (¿no te enseñaron que compartir es vivir?), farfullando a media voz ristras de tacos esperando escandalizar a la concurrencia. Por increíble que parezca, no me produjo la mejor de las impresiones. Ya ves. Rara que es una.
(¿No queríais despelleje? Pues ya lo tenéis)


Futuros hijos míos: ya os he comentado que en multitud de ocasiones las cosas no son lo que parecen. Sin embargo hay veces que las cosas son exactamente eso: lo que parecen.

viernes, 27 de septiembre de 2013

TROLLOGÍA O ESTAS ERAN OTRAS HISTORIAS (Y VAMOS A DESTRIPARLAS EN UN PLISPLÁS PARA NO TENER QUE CONTARLAS YA MÁS), II





Flashbacks de los tiempos legendarios IX

Siempre admiré a José Hierro. Que un paisano capaz de escribir tales cosas tuviera esa pinta de descargador de muelle, resulta fascinante lo mires como lo mires.

Una vez vi una entrevista que le hacían en la tele, en uno de esos programas literarios de nula audiencia que por fortuna aún se empeñaban en hacer regularmente en la 2, cuando la 2 aún era la segunda o la dos. Y claro, lo flipé. No sólo por lo que decía, sino porque la pinta de descargador de muelle traía una voz a juego. El entrevistador no lo tuvo fácil, pero dio con un filón con una pregunta tan sumamente manida como que de dónde procedía su poesía. Explicaba el bueno de Pepe que él era de un tímido cuasi enfermizo, y que podía estar enamorado hasta las trancas pero jamás le diría una palabra a la interfecta (vale, hasta ahí todo normal). Sin embargo no podía evitar gritarle al mundo “amo a esa mujeeeeeer”. Y así lo declamaba, en televisión nacional, a voz en cuello con aquel vozarrón. La contradicción del poeta, creo que lo llamó.

Así que un día la Condottiera, a la hora de comer, se encuentra que la mesa de al lado ya está toda ocupada. Allí mismo, a su vera, José Hierro y una panda de pseudoburócratas en el exilio con ganas de pelotear. Pero no sabían por dónde cogerlo y estaban paralizados de perplejidad (¿es que os pensabais que iba a ponerse a declamar entre bocado y bocado?). Porque José Hierro en persona es (era) todavía más normal. Y más estibador. Y más tímido. Todo vozarrón. La escena se repitió otro par de días más, y la Condottiera pegó antena desde la mesa de al lado más que en toda su vida.

Vosotros comeríais más cerca de él, pero la que lo conocí fui yo. Jorobaros.



Futuros hijos míos: por muy poeta que uno sea, tiene que comer como los demás.

jueves, 26 de septiembre de 2013

TROLLOGÍA O ESTAS ERAN OTRAS HISTORIAS (Y VAMOS A DESTRIPARLAS EN UN PLISPLÁS PARA NO TENER QUE CONTARLAS YA MÁS) I





Flashbacks de los tiempos legendarios VIII


La Condottiera no se aburría, no.

Una vez vinieron el Rey y la Reina por sorpresa a mi lugar de trabajo. Me hallaron ataviada muy elegantemente con un mono de obra (si, elegantemente. La elegancia en el atavío consiste en ir adecuada a las circunstancias, y las circunstancias eran que yo estaba decapando una puerta. Así que me reafirmo: elegantemente).

Me saludaron y les dí la mano. Les hice esperar, porque tuve que quitarme los guantes (quién sabe porqué, no me pareció adecuado estrechar una mano desnuda con mis guantes llenos de pintura reblandecida). Lo que me valió una mirada reprobadora de mis avezados compañeros, quienes no tuvieron a bien tener tal deferencia (unos genios, sí señor, gente de mundo y con sentido común).

Me hicieron una foto que yo no aprecié nada en su momento, aunque ahora lo agradezco, porque si no hubiera foto lo habría olvidado ya.

Los seguratas estaban con los nervios de punta y prestos a saltar sobre cualquiera de los presentes, advertida la presencia de varios elementos corto-punzantes al alcance de la mano.

Hablamos un poco, nada del otro mundo. La Reina mostró un interés no fingido.



Futuros hijos míos: ante la duda, usad el sentido común. No falla. (Ejemplo: ¿qué será lo menos malo, que espere tres segundos o mancharle la mano de pringue corrosivo?)


Foto tomada de galeria.dibujos.net

miércoles, 25 de septiembre de 2013

LA MODA ME CONFUNDE



Estoy monísima, digo ranísima


Flashback de los tiempos legendarios, VIII

Estaba la Condottiera a lo suyo (mayormente royendo techos empotrada en un andamio), cuando sus compañeros de la RPA (Residencia Palaciega Adyacente) le comunicaron la próxima visita de la baronesa Thyssen. La de verdad. No es ningún nickname. (Ha, ha, ha, os tengo la cabeza loca entre mis desvaríos psicopáticos y el realismo mágico madrecarnetil. Ya no se sabe cuándo se me va la olla y cuando mis relatos son un fiel testimonio digno de ser atesorado pa los restos…)

Tampoco es que nos volviéramos locos, vamos, que cuando es el enésimo no-nickname que vemos desfilar ese mismo invierno, la cosa pierde mucha gracia. Y cuando una cosa pierde la gracia, hay que buscársela. Así que una tarde estaba la Fransu explicándonos las tendencias más clásicas de la moda gabacha. Junto con su inamovible principio de que donde hay que gastarse los cuartos es en las extremidades: zapatos, guantes, bolsos, etc. (me permito discrepar parcialmente), se explayaba sobre las opiniones de no sé qué modisto de alto copete de allén de los Pirineos (mejor dicho de allén de los Alpes), según el cual la elegancia en la mujer pasa por ir envuelta: su vestimenta ha de dar la sensación  de ser únicamente una sencilla cobertura en derredor (esto es, señoras: empaquetadas tenemos que ir. Ahora entiendo yo de dónde vienen los vestidos-fardo y los capisayos en rebujo ataos con una cuerda). Vamos, que si pillas un trapo mondo y lirondo y te lo lías alrededor, es como vas más propia. Un trapo bonito, si la ocasión lo requiere. Entonces mi compañera la Falsamagra echó un vistazo a su alrededor. “A que me pongo ese tapete para la visita de la Thyssen”. Yo no lo dudé un momento (menuda es la Falsamagra), pero la Fransu no se lo creyó. Si no recuerdo mal, se cruzaron apuestas.

Llegó el susodicho día. Por supuesto la Falsamagra se personó con el arrapiezo enrollado, cogido con imperdibles (era un arrapiezo con flecos entorchados y lo llevaba con mucho estilo, todo hay que decirlo). Maquillada a juego y sobre unos tacones de vértigo: impecable. Poca gente se dio cuenta de que la pieza estrella de su atuendo era uno de los dos tapetes de la mesa del comedor.

Nota al margen: hay que ver lo mal que da en cámara la Thyssen. (Qué esperabais, ¿un despelleje? Pues no. Gana mucho en vivo, la verdad.)



Se me vienen a la mente otros no-nicknames de la época. Ahora que lo pienso, la Condottiera tiene una foto suya dándole la mano al Rey y a la Reina (si, sí, Juan Carlos y Sofía. Lo sé, tanta simplicidad me es impropia. Ya sé que os tengo mal acostumbrados con mi verbo exhuberante: para compensar voy a hablar de mí misma en tercera persona). Pero eso es otra historia, y en ella hay poco que contar. Así como de la recepción en la Sala dei cento giorni, que lo que más recuerdo fue que la Condottiera y el Epigrafista se pusieron hasta las trancas de parmesano y salmón del bueno (¿he mencionado el hambre y la carestía?). No me preguntéis qué hacían dichos personajes allí, porque no tengo idea. Así que mejor lo dejamos así.




Futuros hijos míos:
1.- Lo único que me frenó es que dos tipas vestidas iguales iba a dar mucho el cante.
2.- Si me veis revolver en la caja de los trapos, temblad y esconded los imperdibles, estooo… vais a ver qué cosas más chulas voy a hacer.

martes, 24 de septiembre de 2013

CITAS CÉLEBRES V





El rock alcanzó la perfeccion en el 74, ¡es un hecho científico!“ (Homer dixit)

Vamos a veeeer… fue el año en que el Ente vió la luz… Rush sacó “Rush”, cogieron a Neil Peart e hicieron la primera gira…

Pues igual es verdad.



Futuros hijos míos: no olvidéis que “Yo antes estaba en la onda, pero entonces cambiaron la onda, y ahora la onda es otra, y me resulta extraña y escalofriante. Lo mismo os pasará a vosotros…” (Abuelo Simpson dixit)

jueves, 19 de septiembre de 2013

CITAS CÉLEBRES IV






Me encantan las metáforas de queso, tanto como las galletas hechas de verbos transitivos” (Bufford Van Stomm)


Estimado Epigrafista: ¿has trabajado alguna vez como guionista de dibujos animados?


Futuros hijos míos:  dado que, de acuerdo con la gramática moderna, no hay verbos transitivos e intransitivos, galletas de algo inexistente no os puedo hacer. Si os da igual, os hago metáforas de queso.


(P.S. Si, ya sé que os debo lo de la boda, a ver si os creéis que la Mayor Epopeya que Vieron los Siglos se escribe en dos patás)
(¡Ups! ¿He dicho la Mayor Epopeya que Vieron los Siglos? Quería decir el Viaje del Caos que Recuerdo Reguleramente. A ver si nos vamos a crear expectativas demasiado altas…)

viernes, 13 de septiembre de 2013

REFLEXIONES BLOGUERAS



Interesanteee...



En llegados al post número 50, me ha dado por observar las estadísticas. Ya se sabe que los 50 son los nuevos 40, y que si la crisis de la madurez bitacoril, y tal.

Este blog, en el fondo, (y en la forma, y en la superficie, y en resumidas cuentas, y en total) lo abrí para Futuroshijosmíos, como ya sabéis los que me seguís (auténticas hordas, oyes, no doy abasto).


         Por supuesto tiene otros usos secundarios. A saber:

-         Recoger los réditos de la disentería mental con que la  Madreconcarné tiene a bien regalar al mundo.

-         Echarme unas risas con el Epigrafista, cada vez que dice o hace algo más extravagante de lo normal y le “amenazo” con el ya clásico “vas a ir al blog”.

-         Registrar acontecimientos familiares, no siendo que con el paso del tiempo se me olvide hasta lo más vívido y atroz. En realidad, tengo a quien salir, y no miro a nadie, Maestra (mira que olvidársete cuando me escapé de casa con 10 u 11 años, con el susto que te llevaste. ¡Pero si casi llegué hasta el pueblo de al lado! ¡Y Boanerges parando a los coches que pasaban para irme a buscar! Vamos, es que me hago cruces.) (Me consta que MamiManitas está de acuerdo conmigo).

-         Ocupar el ya de por sí mermado tiempo que me “sobra”.

-         Que en ocasiones tenga que escuchar “desde que tienes el blog, no haces más que ocuparte de él. ¿Y qué pasa conmigo, Marge? ¡Qué pasa conmigo!” (Epigrafista-Homer dixit)

Siendo así, el trazado y seguimiento de sesudas estrategias para incrementar el tráfico del blog, no es una de mis prioridades, ahora mismo (nunca digas nunca jamás). Véase: publico las entradas a borbotones (a veces dos en un día, seguidas de una sequía de casi una semana), el formato no puede ser más sencillo (nooooo, no tiene nada que ver con una hipotética lerdez computeril), disomogeneidad entre las primeras entradas y las últimas, dispersión en los temas, secciones que comienzan y no tienen seguimiento… Un sindiós, vamos.


Pero hete aquí que la observación del top ten me ha hecho reflexionar. En resumidas cuentas, lo que más os mola es esto:

Esto sí que no me lo esperaba, hermosos. Un desvarío pasajero, un disloque neuronal, y mira lo que pasa.

No sólo es que sea la segunda en la lista, es que la principal fuente de visitas por búsquedas, es por la palabra “Calixta”. Ahí me habéis descolocado del todo.

-         Antonino Primero el Rumboso.
Vale, esto sí que lo entiendo. Las historias de pretendientes despechados siempre tuvieron tirón. Mucho morboso, es lo que hay.

A sensu contrario, también tienen su aquel las historias que acaban bien (quiero pensar que es eso, y no que buscáis la explicación de cómo mi dilecto cónyuge me puede aguantar).


Vale. Os lo habéis ganado. Os tengo que contar lo de la boda.




Futuros hijos míos: cuidado con las enajenaciones mentales transitorias. Se pueden pagar caras.

jueves, 12 de septiembre de 2013

CITAS CÉLEBRES III







Así es la envidia: hasta los perros la pueden tener” (el Epigrafista).

Querido cónyuge: me parece que el estudio del alemán te está cociendo el cerebro.



Futuros hijos míos: no os preocupéis, luego se le pasa.

domingo, 8 de septiembre de 2013

ACHOR ESTORI



Las gaviotas-pavo de las Islas Cíes

achor estori o una storia picoletta.
 Que no une petite histoire (los gabachos y sus nuances…)


No picoleta...


...sino picoletta

Retransmitida por una reportera de lujo: la Princesa Chicle (agradecimientos y demás).

         Estaba la Princesa Chicle y sus amigas (las chuches, supongo) tan ricamente en una de las muchas y excelentes playas de las islas Cíes un soleado día de agosto. Ya les habían avisado que, por lo que respecta al condumio, debían guardar serias precauciones, por las gaviotas del lugar, muy resabiadas ellas, tan acostumbradas al turisteo circundante que fácilmente pasaban de amigables a invasoras. “No será para tanto”, pensó para sí nuestra heroína (mientras empaquetaba los bocatas con tres vueltas de acero laminado y cerraba la bolsa con remaches de hierro fundido).
         Llegaron a la playa, pertrechadas de las armas y bagajes que son del caso, y observaron un cartel: “Prohibido atacar a los animales”. “Hay que ver lo agresiva que es la gente en vacaciones”, pensó entre sí la Princesa Chicle (mientras establecía el campamento, un recinto dotado de varios parapetos con foso).
Extendidas sobre la mullida arena, nuestras protagonistas se solazaban como es debido y de rigor. A su alrededor, otros acantonamientos similares. Y hete aquí que uno de ellos estaba descuidado, abandonado a su suerte por sus propias mesnadas, los célebres bañistas desertores. Poco a poco, fueron haciendo su aparición las gaviotas: unos enormes bichos entre pavo y avestruz paticorta, que casi daban miedo. Una tras otra, se acercaban cada vez más. Pronto quedó claro que se habían fijado un objetivo: comida. Trataron de espantarlas, gritarles, agitar los brazos, perseguirlas, cantarles por soleares. Como único resultado los empecinados bichos retrocedían dos o tres pasos en el mejor de los casos, para volverlos a recuperar en cuanto te habías dado la vuelta: el terreno ganado crecía más y más, y no había modo de hacerlas cejar en su empeño, una vez fijado su objetivo. Cuando lo estimaron oportuno (sospechamos que hubo voz de “al ataque”), saltaron sobre la bolsa de las viandas inmisericordemente. Hubo devastación, destrozo y vandalismo, y se llevaron volando cuanto estimaron oportuno, que fue mayormente casi todo, dando buena cuenta de ello lejos de la escena del delito, no sin regalarles con tan horrendas escenas de litigio y saqueo que ni la invasión napoleónica (sí, sí que hubo orden de ataque, algo así como alonsanfansdelapatgí!!!).
Horrorizadas por la ajena tragedia, nuestras protagonistas, mujeres de recursos, camuflaron hábilmente su propio sustento y se juramentaron para no abandonar completamente sus reales, estableciendo rigurosos turnos de baño.
Llegada que fue la hora manducatoria, la bolsa de la pitanza se puso de manifiesto. Y los bocatas, otrora sepultados bajo apariencia de cualesquier otro inocente y poco nutricio elemento, vieron la luz. Y las gaviotas lo advirtieron. Y el asedio dio inicio.
Rodeadas por huestes enemigas en lenta aproximación, nuestras heroínas se nutrían ante un ornitomuro expectante, temiendo un ataque sorpresivo, atentas a la emisión de cualesquier voz de ataque. Ni que decir tiene que dicha situación no es la más cómoda del mundo, pero nuestras heroínas sostenían el sitio con firmeza. El cerco se estrechaba. Entonces la solución vino, de manos de la Princesa Chicle, bajo forma de… melocotón.
En una hábil maniobra, que quedará registrada en los anales como jugada maestra de la poliorcética, la Princesa Chicle sacó un melocotón de la bolsa con la saludable intención de trapiñárselo enterito, le pesase a quien le pesase, y dándosele una higa de milicias enemigas, espectadores aviares o cualesquiera otros elementos disturbadores. A la vista de tan terrible arma, las palmípedas retrocedieron un paso. Los dientes se hundieron en la fruta. Otro paso atrás. Una y otra vez el melocotón fue despedazado, esparciendo su embriagador aroma, manando jugosidad intrínseca. Las hordas enemigas, confundidas y espantadas ante tan potente arma, huyeron en desbandada general graznando de terror. Albricias y victoria.
Eso son armas de destrucción masiva y lo demás tonterías.



Ùltimas noticias: hemos mandado a nuestros reporteros desde Chiribitiltullido a las islas Cíes para hacer el seguimiento (es que lo damos todo por nuestros lectores). Tom Bombadil nos informa de que a última hora de la tarde las lugareñas añudas (quizás también sañudas, a simple vista no se aprecia), salen a pasear, siguiendo una tradición de alta raigambre denominada “hacer la ruta del colesterol”. Dichas señoras transitan por la playa con cierta cadencia bamboleante, a uno y otro lado, seguidas por las gaviotas… con la misma cadencia bamboleante. Exactamente la misma. Cómo pudiste no grabarlo en video, Tom. Un profesional como tú.

(Hay que ver lo extendida que está la costumbre de hacer la ruta del colesterol, hasta los ayuntamientos han habilitado recorridos ad hoc. Seguramente se podría recorrer toda la Península pasando de una a otra ruta del colesterol, del mismo modo que en tiempos protohistóricos una ardilla podía hacerlo saltando de árbol en árbol.)

 
Futuros hijos míos: de todo se puede sacar una lección y la de hoy es esta: nunca vayas a la playa sin melocotones. Una nueva máxima que procuraremos observar en adelante.



sábado, 7 de septiembre de 2013

DEDIQUE USTED SU ENTRADA II


A DerBlaueReiter









Tiembla... Ha llamado a sus amigos

¡Son una banda motera! ¡Ahora lo entiendo todo!
("Gasterópodos from the Hell", creo que se llaman)



viernes, 6 de septiembre de 2013

LA FIESTA DEL LUGAR (y 3)


Partzrí: actividades aledañas
Si bien es cierto que este año paré el tráfico yo sola, eso fue porque MamiManitas estaba ocupada pujando el paso (también quería tocar las campanas, pero no se puede estar en la procesión y repicando, literalmente. Gran sabiduría la del refranero español). Ella no veía inconveniente alguno. Al fin y al cabo, no sólo realizó todas las actividades fiesteras que correspondían al evento, sino que además tuvo humor para llevar a la chiquillada al parque y se montó una cocina entera, incluido agujereamiento de encimera para encastrar el fregadero y la vitro. (A ver si os queda claro lo del nick, hombreya.)

 El Gitanorubio estuvo tooooodo el fin de semana mielando la miel. No es por mielar, pero la miel, bien mielada, es de lo mejor. (Hay que reconocer que esta referencia es para nota. Despistados, consulten aquí). Princesacaballobebé ha descubierto cómo bajar escalones con su bici, y a veces le coge la compulsión de dar vueltas a la casa (como antaño le daba a la comba hasta convertirse en un tomate saltarín), cogiendo carrerilla para saltar cuando llega a los escalones. Dicho vehículo es en todo adecuado para tal fin, así como para su dueña: estructura robusta, que resista los embates; sillín de los gordos, para no dañarse al saltar; gruesas ruedas de cross, y… timbre rosa. Cuando finaliza la tarea canda cuidadosamente con su cadena nueva de Hello Kitty.

Vaiolet y Dash han descubierto las bondades de las tostadas con nata y azúcar (que os dure mucho, hermosos, los demás no podemos ni olerlo), de las tostadas con mantequilla y azúcar, y de todo lo que sale de la tostadora en general. Candace dio lo mejor de sí misma en todas las tareas emprendidas, siendo denominada temporalmente "la tía del palillo". Es especialmente reseñable QUE DURMIÓ SIESTA. Creo que ha dormido tres en su vida, y esta fue una. Anonadada estoy. Casi me preocupo y todo.

En cuanto a los mayores, mención especial merece Beorn. Mayormente porque llegó al humo de las velas (literalmente) y se perdió lo mejor.

Al final me dio para otra trilogía, mira tú. Como churros me salen ya. Tiembla, Tolkien.

P.S. ¡NOTICIA DE ALCANCE!: tras larga lucha contra los elementos (sobre todo contra cierto elemento) ha llegado la plancha de la barbacoa. Pesa un quintal  y medio (¿Cuántos quilos son un quintal, Candace?). Mucho me temo que hasta la próxima temporada no podremos disfrutar de ella.


Futuros hijos míos: en casa hay tostadora, gofrera, sandwichera y plancha. En esta casa rige el principio de que si normal ya está bueno, mejor estará tostado.
 

jueves, 5 de septiembre de 2013

LA FIESTA DEL LUGAR (y 2)


Partchú: despiporren en estado puro




Todo empezó con una de tantas citas célebres:

 Tienes que venir a la fiesta. Hay piscolabis, tamboriteros y una procesión y todo. MamiManitas y Madreconcarné paran el tráfico.” (DerBlaueReiter).

Gracias. Sabía que estábamos de buen ver, pero no me imaginaba que tanto.



 

Hubo barbacoa (y aquí tengo poco que añadir)

Hubo liguilla de fútbol, y ahí el Epigrafista lo dio todo, ganando su equipo a los de los pueblos colindantes. (Rabia, rabiña).

Hubo teatro: una divertida versión de cuentos infantiles representados por un rockero desubicado. Mención especial merece el zapato de cenicienta, una madreña rosa chicle, que por lo menos era del número 48, decorada con purpurina.

Hubo concurso de tortillas. Aquí quisiera hacer una llamada de atención e incendiar la blogosfera denunciando tongo del gordo. Debimos ganar nosotras: la Maestra, con su creación puramente tradicional, o yo, con mi rompedora tortilla de chorizo (hasta con crujiente de chorizo por encima, no os vayáis a pensar, que aquí hay nivel Maribel). No tuvo nada que ver con que se me pasara en la sartén y estuviera demasiado cuajada. Ni con su delicada textura, que recordaba levemente al cartón corrugado. Ni con el rechurruscamiento de su parte inferior (¡si no se veía, que para eso la volví!). Favoritismo, enjuague, y gusto estragado, eso es lo que hay. La Princesa Chicle no puede estar más de acuerdo, y ya ha programado varias manifestaciones y una acampada protesta.

Hubo tamboriteros y vestimentas tradicionales (hay que ver qué bien les queda la boina al Gitanorubio y a Dash). Dash fue muy elogiado por sus bailes tradicindiocosaquescos, lo que le hizo meditar sobre la conveniencia de volver a clases de gimnasia rítmica. Princesacaballobebé se entrevé como futura renovadora de danzas ancestrales. Como viene siendo tradición, nos vinieron a visitar a la misma puerta de casa por la mañana temprano, saliendo todos a bailar a la calle en pijama.

Hubo procesión con todo tipo de aditamentos tradicionales. No os digo más que vino una reportera para dejar constancia de todo. Las puras y cristalinas voces de la Maestra y la Madreconcarné, con sus delicados matices gatuperiosporaquí gatuperiosporallá, quedaron registradas para la posteridad, cual divas del belcanto-de-pueblo que somos (cuánto ha perdido el mundo desde que abandonamos los escenarios) (de verdad que no entiendo la hilaridad de los miembros masculinos del coro). Al Epigrafista-portante le hicieron más fotos que si fuera una vedette. El tráfico fue detenido. Las campanas sonaron. El paso se paseó, llevado sólo por mujeres (hay que ver cómo son las de mi pueblo). El ramo encabezaba el cortejo con prestancia, seguido por los faroles y el estandarte. El pendón se llevó por delante una ristra de banderines demasiado autónomos (un gesto simbólico que fue muy celebrado). Según nos dijeron, un día de estos salimos en la tele y todo.

Hubo verbena. Sobre este particular las opiniones son dispares. Todos estaban deseando. Concretamente los adultos acompañantes, que estaban deseando… no ir (entiéndanme: fiestear mola, pero las guardias fiesteras de 36 horas destrozan al más pintado). Tanto es así que las criaturas se avinieron a dormir siesta (con dispares resultados). Aún no eran las doce de la noche cuando nos encaminamos a la plaza, que estaba desierta (lo sé, somos de los que abrimos el chiringuito, penoso total). Pero todo tiene alguna ventaja: el banco fue nuestro todo el tiempo. Hasta que se hizo ambiente y llegó la gente, pasó casi media hora.
 
Esto es una verbena

Dash enseguida descubrió que no había tamboriteros. “La verbena no me gusta nada. La verbena es horrible. Yo quiero irme a casa. Nunca en mi vida volveré a una verbena.” (¡Ay Dash!, ¡Qué pena no haberlo grabado para ponértelo dentro de 10 años!). Tras intentar salir de allí, sin resultado, se colocó en postura de seguridad, emulando a los soldados supervivientes en medio hostil, o a los montañeros sorprendidos por la noche en plena ascensión (ya que de mayor quiere ser excursionista, bueno es ir entrenando la resistencia a la furia de los elementos) y, encogido sobre el banco, plegado sobre sí mismo, se balanceaba repitiendo: “me quiero ir, me quiero ir, me quiero ir…” (mamá y papá: vacunación antiverbenas activada. De nada).

Y esto también es una verbena

Candace y Vaiolet, no lo reconocerán jamás, pero no les gustó la verbena. Ni con la plaza vacía ni con la plaza llena. Ni con música ni sin ella. Además concursaban en el reality “a ver quién es la más tiesa”, así que se limitaron a quedarse como estacas mirando a la concurrencia, preferentemente con las manos en los bolsillos. Ninguna de las dos movió un pie. “Estás loca, Tíacarné”, dijo Candace. Eso, cacho seta, estoy bailando en una verbena llena de gente bailando y la loca soy yo.

Menos mal que Princesacaballobebé iba a lo que iba. Se marcó unas coreografías de propia cosecha, que no había más que ver. Entre Flashdance y ballet clásico. Costaba trabajo seguirla. Por fin algo de coherencia, cáspita.

  


Futuros hijos míos: al año que viene vuelve a haber fiesta… asomad la patita por debajo de la puerta…



miércoles, 4 de septiembre de 2013

LA FIESTA DEL LUGAR (y 1)


partguan: citas célebres


Pronunciada ante una hilera de estacas: “Esta es mi clínica de palos.” (Vaiolet)

Quiero pensar que es un centro de rehabilitación para el cuidado de estacas, ramas, garrotes y similar, porque la otra opción es que es un lugar donde te internan y te dan de palos. Y eso da miedito.
Mención aparte merece la aparición del juguete-palo. Va a ser verdad la publicidad.


¡Un palo! ¡Lo que yo quería!

En realidad no tiene nada de raro, teniendo en cuenta que la prole del clan procede de una rancia estirpe de trepapiedras, coleccionistas de piedras y arreglapiedras. (“A todos les gustan las esculturas y los cuadros, pero las piedras sólo me tienen a mí.” Palas Atenea dixit) (“¿De dónde has cogido esa piedra? No juguéis con las piedras de mi colección.” MamiManitas dixit.) El paso de la piedra al palo era una evolución natural. ¿Cuál será el próximo paso? ¿La hierba? ¿Las nubes? ¿La tierra? ¿Los remolinos del viento? ¿Las pelusas de debajo de la cama? Esperemos que la cosa no siga el camino de los cuatro elementos y se pongan a jugar con el fuego (advierto con horror que también hay precedentes de eso). Seguiremos informando.

  
- “Mi marido tiene el pelo más largo que yo, y además me coge las pulseras” (Madreconcarné)
- “Ya, pero él tiene barba” (Beorn)
Todo rigurosamente cierto. No puedo negar nada.

“¡Se me ha dormido el pie! ¡Dentro de poco me voy a dormir toda entera!” (Princesacaballobebé)
Eso es lógica y lo demás tonterías.

“¡Más fideos! ¡Es la guerra!” (Madreconcarné)
Fue un fin de semana intenso.

A buen encendedor pocas palabras bastan” (Madreconcarné)
El cansancio hace estragos.

Nunca se sabrá si fue primero la leche o la vaca” (Madreconcarné).
Una nueva versión de las incógnitas que llevan siglos acogotando a la humanidad.

 Me hace tanta falta un café que no sé si tomármelo o chutármelo.” (Madreconcarné)
Como os digo, fue un fin de semana intenso.
(Quizás esta cita explica la anterior.)

Podemos llevarnos la oveja: le puse unas deportivas invisibles.” (Princesacaballobebé)
¿He dicho ya que fue un fin de semana intenso?



Futuros hijos míos: las piedras son lo más, pero si os pasáis a los palos, no os guardaré rencor.